martes, 7 de junio de 2016

AMBIENTES SOLIDARIOS


De los pocos momentos de lucidez que mi abuela tuvo a lo largo de su padecimiento con Alzhaimer, musito una frase que se convirtió en la semilla que motiva las justificaciones, interpretaciones, explicaciones y actuaciones de mi vida: Nunca encontraras lo extraordinario si no te esmeras por conocer lo ordinario.

Tener sueños y aspiraciones es común para cualquier persona, sin embargo los significados de estas palabras crean más confusiones que proyectos de vida. Aspiramos oxigeno constantemente de manera automática, la mayoría de nosotros sin esfuerzo, por ello no dimensionamos la importancia de la respiración. También creemos que las acciones voluntarias son las únicas que afectan el recorrido de la vida. Algo parecido ocurre con los sueños, siempre son recordados como imágenes aleatorias que se interpretar libremente, pero que poco o nada definen nuestras formas de vivir.

Cuando algunos pocos lograr sus metas se dice que fue gracias a la buena suerte, restando toda importancia a los esfuerzos, disciplinas, privaciones, desilusiones, terquedades, aprendizajes, angustias y soledades por las que tuvieron que transitar. La buena suerte sonríe a aquellos que superaron todas estas situaciones. Esta diosa, de las cumbres de lo extraordinario, no es otra cosa que la unión entre la vigilancia atenta de los problemas y la capacidad de identificar las oportunidades. Es la comunión entre la actitud de auto-preparación con la oportunidad, sumada a una superación atenta de los obstáculos. La buena suerte es la oportunidad que está contenida en cada tropiezo de la vida.

Siempre hay algo extraordinario acechando a la sobra de lo rutinario. En las conversaciones de la vida diaria compartimos inquietudes y desafíos que derivan en relatos que dan claridad a los laberintos de los pensamientos personales. Sin embargo, desenmarañar la madeja de las propias creencias depende de la disposición para hacerlo. Para esto, es conveniente acercarnos a entornos que admitan charlas sin restricciones, porque ensanchan las expectativas de nuestras circunstancias y nos ayudan a tomar consciencia sobre las oportunidades ocultas.

Existen entornos que inventan obstáculos (burocráticos), existen otros que aportan las herramientas para superarlos (empresariales), pero hay otros tantos en los que se cultiva el pensamiento crítico, donde la recursividad es un medio de acción y las soluciones aparecen, incluso, en las circunstancias más adversas.

Ahora están floreciendo ambientes, círculos solidarios en los que se pueden aprender nuevas formas de entender los infinitos escenarios de la realidad, a desarrollar un pensamiento crítico y contextual que obliga a no quedarse con una sola forma de explicar, sino a cambiar los puntos de vista para construir soluciones. En estos entornos se admira más la capacidad de desarrollar nuevas ideas, que los títulos universitarios o los ingresos abultados. Aquí la normatividad burocrática y empresarial no es material necesario para enfrentar la vida.

Para un desarrollo orgánico y fluido de los ambientes solidarios es necesario desarrollar tres aspectos fundamentales: 1. Crear una red de tutores, es decir, estar en contacto con personas especializadas en los temas de interés, para identificar fortalezas y debilidades y así, usar la energía y el entusiasmo de manera adecuada; 2. Consolidar una red de colaboradores que compartan y comprendan los objetivos deseados, ya que esto facilita el compromiso y dedicación necesarios y; 3. Implementar un plan de financiamiento que no se limite exclusivamente al endeudamiento.

En los ambientes solidarios abundan las personalidades que definen claramente los filtros éticos que regulan sus acciones. 1. Hacen tamizaje de lo correcto e incorrecto en cada una de las circunstancias, porque la búsqueda de soluciones depende de entender las virtudes y desventajas de los diversos escenarios de la vida. 2. Están en permanente estado colaborativo, pues diferentes especialidades y experiencias ayudan a aclarar inquietudes en campos muy diversos. 3. Aceptan con facilidad lo diferente y lo extravagante, ya que comportamientos fueran de lo ordinario traen consigo puntos de vistas novedosos e inquietantes, los cuales son esenciales en la búsqueda de soluciones.

Debemos desarrollar una cultura intrépida, donde el fracaso sea algo ordinario, sin trascendencia, y la superación de todo obstáculo sea lo extraordinario. Que la fuerza de la costumbre no disminuya la importancia de tus metas y que tú disciplina fortalezca tu capacidad de soñar.

¿HAS TENIDO LA OPORTUNIDAD DE CONVIVIR EN ESTOS AMBIENTES?

¿CÓMO PIENSAS QUE PODEMOS CONSTRUIR AMBIENTES CON ESTAS CARACTERÍSTICAS?

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