Se escucha una
voz que no deja de insistir que su corazón está roto en cuatro partes, dividido
radicalmente en sus cuatro cavidades. Dos espacios ansian estar llenos pero
instantaneamente se vacían por los otros dos. Las auriculas sacan el mayor
provecho del amor que entra por el movimiento de la diástole y los ventriculos reducen
el sufrimiento por el esfuerzo de la sístole al tiempo que alimenta la
esperanza porque el ciclo se repetirá. La auricula derecha, la valiente,
corresponde al amor que abandonó; la izquierda, la emancipada, busca el amor de
sus padres; el ventriculo derecho, el mesquino, se niega incondicionalmente a
todo; el izquierdo, el bondadoso, palpita por sus hijos.
—¿Y es que acaso nunca entregaste tu corazón
completamente? —Siempre se entrega
plenamente a madres y padres cuando estan junto a ti, cuando se depende de
ellos. Se divide en dos cuando la pasión te impulsa, cuando la oxitocina te
hace vibrar por la piel sudorosa que se une a la tuya, cuando descubres que
comiezas a depender de un extraño. Te das cuenta que se divide en tres en el
robo de tus pecados y te desesperas por las vibraciones que dejaste de sentir.
Aceptas que el viejo desconocido se escapo de tu comprensión. Ahora ese espacio
debes preservarlo para ti. Florece un acontecimiento inimaginado: debes
depender sólo de ti. La alegría de la cuarta división es por la perdida de
sueño y la angustia por la tos nocturna de una nueva vida. Un hijo lo llena
todo, pero al trancurrir del tiempo te das cuenta que corresponde sólo a una
parte.
—Pero
que el corazón se divida para amar a cada quien como corresponde no significa
que se rompa en cada uno de sus pedazos.
—Madres y padres mueren y el latido disminuye su potencia. Aparece la primera fractura, sangre y oxigeno mantienen niveles aceptables. Pierdes el amor pasional y te acostumbras al amor acólito. Tras la segunda grieta en tu torrente ya no circula serotonina, es la misma sangre con escasa dopamina. Peleas por proteger tu posesión, el tercer quiebre es inevitable. Tu amor por ti se hace añicos, desaparecen las fuerzas para fingir una sonrisa. Queda el eslabón infranqueable de los hijos, descubres que sus corazones se dividen en dos, hay menos para ti. ¿Reconoces que mi corazón está roto en cuatro partes?
—Eso no te lo voy a discutir. Aquí se han suturado muchos corazones como el
tuyo y salen como nuevos. Al regresar explican con soltura la diástole y la
sístole: a veces es placentero estar lleno, otras tantas es suficiente estar
vacío.—Madres y padres mueren y el latido disminuye su potencia. Aparece la primera fractura, sangre y oxigeno mantienen niveles aceptables. Pierdes el amor pasional y te acostumbras al amor acólito. Tras la segunda grieta en tu torrente ya no circula serotonina, es la misma sangre con escasa dopamina. Peleas por proteger tu posesión, el tercer quiebre es inevitable. Tu amor por ti se hace añicos, desaparecen las fuerzas para fingir una sonrisa. Queda el eslabón infranqueable de los hijos, descubres que sus corazones se dividen en dos, hay menos para ti. ¿Reconoces que mi corazón está roto en cuatro partes?